Carles Aleñá volvía a la titularidad 17 jornadas después, frente al Deportivo Alavés en el Camp Nou, para cerrar el año volviéndonos a deleitar con su calidad y descaro en la medular blaugrana.

El canterano, qué quedó relegado a un segundo plano desde la primera jornada de Liga    -en la Catedral ante el Athletic Club, donde disputó una horrible primera mitad-, ha vuelto a resurgir en el centro del campo blaugrana. Aprovechando las lesiones de Arthur y un partido tan placido como el del Mallorca, el futbolista catalán volvió a disputar 15 minutos en Liga, suficientes para demostrarle a Valverde su error en la decisión de no darle más oportunidades después de su mal inicio liguero.

Fueron 18 partidos, contando encuentros de Liga y Champions, en los que la única finalidad de Aleñá era calentar banquillo. 18 partidos de puro calvario para el canterano que finalizaron en el partido frente al Mallorca y, sobre todo, en el partido en el Giuseppe Meazza. En un partido sin ninguna relevancia para el conjunto blaugrana, Aleñá se emergió como líder del centro del campo y lideró al Barça, lleno de suplentes, hacia la victoria ante un Inter de Milán que se jugaba la clasificación a octavos de final.

Esta actuación le volvió a poner en el centro de los focos, despertando el interés de clubes como Getafe o Betis. Aunque, quizás, el interés más destacado para el jugador de Mataró es el que ha conseguido en su técnico. El txingurri Valverde ha vuelto a confiar en él, dándole entrada en los últimos minutos en el empate frente a la Real Sociedad y la titularidad en el último partido contra Alavés, donde destacó en la medular conectando el centro del campo blaugrana con el tridente, especialmente con Leo Messi con quien se le vio una gran afinidad.

El jugador está en un momento dulce, y ante la inminente llegada del mercado invernal se ha empezado a debatir su situación. Valverde recalcó que desea que siga en la plantilla blaugrana, aprendiendo y madurando al lado de los mejores jugadores del mundo, mientras que la directiva no ve con malos ojos una cesión para que el catalán disponga de más minutos. La decisión final está en las manos del jugador, quien deberá decidir si emigrar y empezar una nueva aventura o quedarse en casa por Navidad.

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